martes, 22 de abril de 2014

Tres, Dos, Uno….¡¡TIEMPO!!


Cuando miramos en la televisión o en la prensa las imágenes de un accidente de coche, solo vemos el resultado final sobre el coche.  Lo que de esas imágenes nunca se deduce es que en ese accidente no se ha producido un único impacto, sino tres:

Impacto número 1:  El del vehículo contra el obstáculo.

Impacto número 2:  El del ocupante contra el sistema (de retención o de seguridad) que evita que salga despedido hacia el exterior.

Impacto número 3:  El de los órganos internos contra la estructura ósea del ocupante.  ¿Lo sabías?


Imaginemos que vamos viajando en nuestro coche, pinchamos una rueda delantera, perdemos el control de la dirección y nos salimos de la carretera colisionando contra un muro de hormigón.   

En el coche viajamos 4 pasajeros:  dos adultos (conductor y copiloto), una adolescente y un niño de 3 añitos (y 15 kilos) en las plazas traseras. 

Todos vamos sujetos con los Sistemas de Retención acordes a nuestra edad, talla y peso.  Además, el coche también está dotado de los Sistemas de Seguridad Pasiva correspondientes:  airbags frontales, laterales, cinturón de seguridad y anclajes Isofix.

Estas han sido las consecuencias sobre los ocupantes:

-  El conductor ha sufrido quemaduras de diversa consideración en la cara, latigazo cervical y fractura en una costilla flotante.  

-  El copiloto (nosotros) hemos sufrido rotura de tabique nasal, esguince cervical y daños severos en uno de los dos pechos porque somos una mujer.

- La adolescente ha sufrido un traumatismo craneo-encefálico leve.  

- Las lesiones del pequeño de 3 añitos están por determinar aún. Éstas dependerán de vosotros, ya que seréis los encargados de elegir en qué sistema le vais a colocar. Nosotros lo único que haremos será lo mismo que hemos venido haciendo hasta ahora: 

Poner al alcance de vuestra mano toda la información (precisa, amplia y correcta) que necesitéis para tomar esa decisión con conocimiento de causa.  ¿De acuerdo?  Sigamos.

En cualquier accidente cuyos pasajeros viajen de frente a la marcha, siempre se desencadenan 3 impactos, así que en este caso no sería diferente:


Impacto número 1:  el del coche contra el obstáculo


La carrocería delantera del coche comenzará a deformarse de manera estratégica, absorbiendo así buena parte de la energía para que llegue debilitada a nosotros (los ocupantes).  

Solo cuando el coche está detenido por completo y la carrocería ha llegado a su punto máximo de deformación, es cuando empieza el siguiente impacto.




Impacto número 2:  el del ocupante con el Sistema de Retención

Con el coche parado y la carrocería arrugada por completo, nuestro cuerpo acelera bruscamente por la inercia y es detenido de manera inmediata por un Sistema de Retención.  

La aceleración es la clave de todo.  Cuanto mayor es la aceleración, más daño hará sobre nuestro cuerpo el sistema que nos retenga, salvo que éste haya sido diseñado para hacernos el menor daño posible (absorbiendo buena parte de esa energía o repartiéndola por aquellas zonas de nuestro cuerpo que pueden soportarla mejor).

El final del segundo impacto marca el principio del impacto nª 3.



Impacto número 3:  El de los órganos internos contra la estructura ósea.

 
Una vez que nuestro cuerpo se ha detenido por completo gracias al sistema de retención, lo que empiezan a acelerar son los órganos internos que chocarán contra nuestro esqueleto.

En el caso del accidente al que hemos hecho referencia, este tercer impacto ha sido imperceptible, pues de haber sido importante, ninguno habríamos sobrevivido.  ¿Qué es lo que nos ha protegido? Dos sistemas de Seguridad Pasiva que han resultado ser de gran eficacia: el airbag frontal y el cinturón de seguridad.


Muchos creen (equivocadamente) que el airbag es un dispositivo de aire diseñado para estampar la cabeza contra El y evitar el impacto directo contra el salpicadero.  Eso no es cierto.   El airbag es una bolsa de aire con dos funciones muy claras:


1.-  Retrasar el proceso de deceleración brusca:

Mientras que el pasajero está acelerando bruscamente, el airbag se encarga de desinflarse para decelerarlo progresivamente, evitando así el desplazamiento brusco de los órganos internos.




2.-  Evitar una lesión cervical mortal:

Como consecuencia de la deceleración brusca la cabeza se inclina hacia delante y hacia abajo de manera descontrolada, pudiendo llegar a tocar la barbilla con la parte baja del cuello.  El riesgo de fractura de cuello en esos casos es muy alto.  El airbag impide ese movimiento de la cabeza protegiendo el cuello de ese estiramiento tan brutal.

Si el objetivo de un Sistema de Seguridad Pasiva fuera que nuestra cabeza golpeara contra algo blandito, no haría falta un airbag que explotase en nuestra cara (algo que no hace "delicadamente" ni es agradable en absoluto);  bastaría con fabricar el salpicadero y el volante de gel o de goma...¿o no?   En ese caso, el impacto número 2 tal vez sería más llevadero, si…pero el impacto nº3 sería mucho más brusco porque no habría una deceleración previa (o esta sería mínima), así que los órganos internos acelerarían contra el esqueleto a una velocidad muy superior.

Lo mismo sucede con el cinturón de seguridad.  Muchos creen que el objetivo es simplemente sujetar a pasajero para evitar que salga despedido.  No es cierto.  Este dispositivo al igual que sucede con el airbag tiene tres funciones muy bien diferenciadas:

1.-  Repartir la energía:

El cinturón de seguridad se encarga de repartir la presión de la deceleración brusca entre aquellas zonas del cuerpo que pueden soportarlas (clavícula y pélvis)

2.-  Controlar el movimiento del cuerpo:

También será el encargado de evitar el deslizamiento hacia delante y hacia abajo del cuerpo (efecto submarino) ya que esta es la segunda causa más importante de fallecimiento por accidente de tráfico.  Para que pueda hacer bien su función, ha de estar perfectamente colocado.


3.-  Retrasar el proceso de deceleración brusca:

El cinturón se bloquea gracias al pre-tensor en el momento del impacto,  pero se estira de manera controlada para que la deceleración sea menos severa.  Si no tuviera ese componente de elasticidad, el cuerpo se movería mucho menos, pero los órganos internos acelerarían contra el esqueleto a mayor velocidad.

Todos estos sistemas han hecho su parte del trabajo, que no es otra que absorber y repartir la energía para minimizar las consecuencias de los impactos nº 2 y 3, no obstante, los ocupantes hemos sufrido lesiones nada despreciables y quizá os estéis preguntando porqué.   

La respuesta a esa pregunta la encontraréis en lo que en Re-tenSión hemos denominado como El Peaje de Seguridad”, que es el precio que nuestro cuerpo tiene que pagar por viajar de frente y ser retenido con un Sistema de Seguridad Pasiva. Te salva la vida, si...pero eso no es gratis, ¿eh?   
Sin embargo, ninguno (excepto el piloto) habríamos sufrido esas lesiones si hubiésemos viajado con los asientos orientados hacia atrás (y con el reposa-cabezas bien colocado, claro).   ¿Os lo habíais planteado?   Ese es el único supuesto en el que "El peaje de Seguridad" es gratuíto.


Con el asiento girado, el airbag no tiene sentido porque son el respaldo y el resposa-cabezas los encargados de sujetarnos y de absorber esa aceleración/deceleración. Nosotros solo seguiríamos apoyados sobre él.

El cinturón de seguridad tampoco nos haría daño;  de hecho su papel sería meramente secundario por el mismo motivo.  Al ser el asiento el que nos sujeta, el cinturón solo se encargaría de retenernos cuando la energía del impacto ya se ha consumido por completo, es decir, en el movimiento de retroceso, en el que la aceleración es prácticamente nula.

Dicho esto,  volvamos al lugar y momento del accidente.  Había un pasajero cuyas lesiones están por determinar porque aún no hemos decidido en qué silla viajaba. ¿Recordáis?

Imaginad que el morro del coche acaba de deformarse del todo y que en ese mismo instante (entre el final del impacto nº 1 y el principio del impacto nº 2) tuviésemos la posibilidad de detener el tiempo por completo y decidir en qué sistema vamos a colocar a nuestro pequeño de 3 años (y 15 kilos).  

Contáis exactamente con 15 minutos de "tiempo inexistente" para elegir su sillita, instalarla y colocar a vuestro pequeño antes de que el tiempo real (y el accidente) se vuelvan a poner en marcha…

¿Cuál de las siguientes opciones (todas ellas homologadas para un niño de 15 kilos) elegiríais?  Pulsando sobre ellas accederéis al crash test.





¿Creéis que estamos divagando mucho?  ¿Acaso pensáis  que es imposible disponer de 15 minutos de "tiempo inexistente" para elegir el sistema más eficaz?  Tal vez estéis en lo cierto, pero solo en parte.  

Nadie puede detener el tiempo en caso de accidente.  Ojalá...por ese motivo, esos 15 minutos de "tiempo inexistente” (que son los que acabáis de invertir en leer este artículo) tenemos que empezar a utilizarlos en este mismo instante.  Ahora o nunca, chic@s...

...Tres, Dos, Uno...¡¡TIEMPO!!

Hasta la próxima entrada 

 

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